Antes las quería más grandes, ahora creo que son perfectas.
Recuerdo que de pequeña usaba sostén a todas horas, hasta para dormir. Y me encantaba, porque odiaba la idea de que se me cayeran, y me gustaba cómo lucían así. Mi madre me regañaba, ya que eso es dañino para la circulación. Me costó mucho acostumbrarme, pero hoy en día, lo primero que hago al llegar a casa es quitarme el sostén, y hasta desearía tenerlas más pequeñas para poder salir de casa sin la necesidad de llevarlo puesto, y que eso no me hiciera sentir incómoda. Mi mayor problema es con la censura. Con las personas que quieren hacer arte con su cuerpo y tienen que sentirse reprimidas y perseguidas. Que tienen que esconderse en el anonimato por lo que su alrededor pueda pensar de ellas. Mi problema es también con el machismo que ve normal los pezones masculinos, pero a los femeninos hay que esconderlos. Pues yo les digo que no pienso esconder mi arte, porque mis tetas también son arte.