Es utópico pensar que ningún ser humano viva sin complejos... Al menos en algún momento de nuestra vida algunx de nosotrxs hemos pasado por eso. Y sí, lo viví, lo fui, fui bastante acomplejada. Ellas me llegaron a acomplejar. Desde que salieron a relucir, siempre las tuve grandes. "Suertuda" ¿no? Para mí no era tan así. Viví en una constante comparación de mi cuerpo, de mis tetas, de como debían ser, el preguntarme constantemente por qué no las tenía como las demás, el por qué no estaban en su lugar... claro, gordita y con este par de talla casi 40 en ese momento... ¡Me atormentaba! "La de los melones, la que parece operada, ¡que horrible se te ven con esas estrías!", tantos comentarios, que me resultaban obstinantes... En definitiva, era todo un mar de inseguridades. La realidad era que todo a mi alrededor me hacía sentir que no encajaba con el resto. (Recuerdo como me sentía y digo inmediato: ¡la sociedad como nos reprime, nos ahoga y nos exprime!). Para muchas mujeres el tener las tetas grandes es lo ideal, lo más acertado, lo que te hace ser la más "deseable", la del cuerpo perfecto... Yo no lo veía de esa forma. Verlas caídas, enormes, con esas estrías, y con esa separación entre ellas, todo eso se resume en incomodidad... No me sentía cómoda con mis tetas, ni conmigo misma... Luego, perdí peso, lo que ayudó a que rebajarán un poco su tamaño, y a que se acentuará esa "piel de naranja", esas líneas blancas tan naturales, que ahora las veo bonitas, y ¡las llevo con orgullo! En fin, fue todo un proceso de la guerra al amor. Nadie me enseño precisamente a celebrar mis tetas... Sin embargo poco a poco crecí, madure y aprendí... La mera verdad es que cada cuerpo es único, que no es cuestión de adaptarse a esa demanda estética que tanto nos exige la sociedad en la que vivimos. Es cuestión de tener seguridad, de priorizar, de pasar por ese proceso de aceptación. Ante todo este panorama, pude entender que todo ese asunto de los complejos solo tendrá sentido a partir de la importancia que yo misma les dé. Decidí amarme, aceptarme, valorarme, a verme como soy sin necesidad de desviar la mirada porque "no me gusta esta parte de mi". Sé que mis tetas no son perfectas, pero a su manera, lo son, para mi, con sus imperfecciones y todo lo que traen consigo. Porque son arte... Porque son mías. Porque al natural siguen siendo reales, porque pueden ser libres, dejándose llevar por la gravedad sin tener ningún brasier puesto... Porque no importa la medida (que es muy subjetiva), si una esta más grande que la otra, sí están bien paradas o no, si tienen un lunar fuera de lugar, alguna cicatriz, alguna mancha...son hermosas como son, así sin más. El ser parte de este proyecto, es ciertamente una forma de exploración, de descubrimiento, de liberación de esos complejos que aún quedan y se terminan el día de hoy, de poder soltar ese constante ideal de belleza que no existe... Es simplemente, amor propio, que deseo compartirlo contigo a través de estas palabras. Sencillamente, ¡se trata de liberación!