Como mujeres, por las tetas nos han dicho que somos eso: mujeres. Pero detrás de eso, hay otras consideraciones: mientras más grandes y firmes más lindas; y por defecto: los senos pequeños, caídos por efecto de la gravedad o flácidas porque, coño, son naturales, son menos atractivas, casi como si todos estos "requisitos" nos hicieran más o menos mujer. Aunque a veces me daba pesar ver que todas se parecían cada vez más a una mujer y yo aún era la niña delgada que estaba de última en la fila, nunca sentí que mi cuerpo expresara algo de mi personalidad, así que decidí darle tiempo a mi cuerpo de crecer y aproveche yo de crecer - a riesgo de comprometer el anonimato del asunto - con libros, dibujos, amigos, tareas, durmiendo tarde, burlándome de todo: viviendo. Cuando pase esa etapa, me di cuenta de que crecí como todos deberíamos crecer primero, de adentro hacia afuera, sin prejuicios, pensando en que lo más importante a simple vista no se aprecia. También me di cuenta que a mi alrededor muchas se cohibían de vivir y disfrutar por ser demasiado obesas o demasiado delgadas (¿que es demasiado?) y es una lástima.
Y este es mi mensaje: No creo que nuestro cuerpo deba ser motivo de presunción, pero mucho menos de vergüenza, el cuerpo es simplemente bello, porque guarda la belleza de la juventud, los buenos recuerdos que vivimos y el olvido que seremos. Porque todos somos perfectos: sublimes en nuestra imperfección.