Ya no es el tamaño o la forma, también la cantidad. Dos ojos, dos brazos, dos piernas, dos manos, dos pechos. Dónde quedan aquellas mujeres que sufren por tener solamente un pecho. Aquellas mujeres que se esconden como si fueran monstruos. Que no se atreven a salir de casa, llevar escote o ir a la playa, como si tuvieran una deformidad. Yo siempre amé mis pechos por la suerte de tenerlos, pero eso no me hace más bella. Sean dos o sea uno, los pechos son vida y también arte. No dejemos que los estereotipos nos maten. No dejemos que los estereotipos nos digan lo que es bello y lo que no. No dejemos que los estereotipos nos censuren los pechos porque solamente son una parte más de nuestra infinita feminidad.